Estola_Caballo

Estola y sombrero

Ayer tarde mientras leía, una hoja seca entró por la ventana. Cerré despacio mi libro y lo deposité sobre la cama mientras observaba a la hoja inmóvil ya en el suelo. La cogí delicadamente con mis manos, se veía frágil, quebradiza y sin ningún matiz de color verde en su textura. La olí y su aroma a álamo y a tierra me trajo un buen recuerdo. Recordé aquel final de Septiembre en el que una inesperada brisa con bajada de temperaturas, me hizo sacar mi hermosa estola de piel y alpaca, regalo de mi André en uno de sus viajes de trabajo. Aquella tarde de Septiembre,  con mi estola y sombrero un personaje del libro llamado Dick Turpin, asaltaba un carruaje en la vieja Inglaterra asustando a las damas que en el viajaban. La cosa se ponía interesante, recuerdo el fragmento de la dama cuyas mejillas se sonrosaban al cruzar su mirada con este apuesto bandido a lomos de su caballo.

EstolayGorro

Fue entonces cuando el sonido de unos cascos hizo que se me parase el corazón. Cuando estás absorta en la lectura de un libro, cuando las palabras se van sucediendo en frases que rápidamente vas digiriendo y te llevan transportada a la escena, pierdes por unos instantes el sentimiento de lugar y tiempo. Por lo que los agentes externos, como el sonido de un caballo, hace que te sientas desubicada.

Tras la pausa de volver al mundo de nuevo, alcé la vista para ver al intrépido Dick Turpin que venía a asaltarme.  No tenía nada de valor,  salvo la estola de André y su valor sentimental. Pero no era Dick Turpin quién llevaba ese caballo, aún así me hizo sonreír. Un señor mayor, con la mirada al horizonte y una casaca de otros tiempos paseaba con un aire de emperador. Seguramente militar por su porte, quizás de un regimiento de caballería desmembrado por los motores de gasolina. Pero pese a su edad,  a los desgastes de la vida y las vueltas que nos tiene reservada, el viejo jinete daba la impresión de poder con todo un batallón de usares, tártaros o unos. Al pasar a mi lado se detuvo; y con la sabiduría que te da el tiempo, supo leer mis ojos. Sonriendo me dijo, «te llevo solo hasta los álamos». Fue un paseo agradable,  el jinete caminaba delante sujetando las riendas, los árboles se desprendían con el viento, poco a poco de su tupida vestimenta. Y lejos pero cada vez más cerca el río, con sus álamos y por supuesto aquel hermoso caballo cada vez más alegre a cada paso. El agua fresca de aquel río, era su postre, su alegría de todas las tardes en su vida.

¿Quién sabe si esta hoja de álamo en mi mano, ha conocido algún caballo o persona que fuera tan feliz bajo su sombra?

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Estola_Caballo

Capa

¿Qué es una capa?

¿Qué es una capa? ¿Algo oscuro, casi vampírico, de otras épocas? Oscuro no tiene porqué, es más se han transformado y evolucionado en puro color. Vampírico, depende del palacio.  Principesca o altiva, depende de su portadora. De otras épocas, sí de la nuestra.

Lo que inicia Burberry para los bolsillos de gran poder adquisitivo, lo atrapa El Rincón de Mamá para sus clientes. Capas de luz y calidez manifiesta. Una apuesta por el colorido, una prenda que marca de nuevo prometedoras tendencias. Un adalid de fuerza y frescura que rompe con lo clásico de las últimas generaciones.

El invierno se presenta con sus armas, nosotros con las nuestras. Con la funcionalidad de una capa que nos guarece de las inclemencias, y la belleza del arte de la moda. Con tus iniciales bordadas con los mejores materiales, con tu sello para toda una vida. Una prenda de la que nunca te desprenderás, un símbolo de cambio en tu vida, siempre a mejor, hacia el color.

Cumpliendo las normas de calidad del Rincón de Mamá y la premisa de adaptarse a la persona que la porte.

Demasiados inviernos abrigados, uniformados con el chaquetón de la duda, con el anorak de vendrán tiempos mejores, con el abrigo que nos tapa ya demasiado nuestra forma de ser. La capa, este modelo de capa anuncia que no importan las gélidas mañanas o noches, que el calor no está reñido con la moda, y que la moda, la comodidad y la calidad, van unidas de la mano.

Te esperamos, como siempre pocas unidades, al fin y al cabo como en el firmamento, solo vamos a fijarnos en las estrellas más brillantes. Saber que estás no es suficiente, muéstrate y brilla, arropada siempre, como los cometas.

Capa

El rincón de Mamá

Show Room de belleza y moda

No hemos querido esperar más, si tienes libre la tarde del próximo sábado 25 de octubre, tienes una cita en Sonia Atanes. En una colaboración de belleza y moda, Sonia Atanes comparte con todos los amigos y clientes del Rincón de Mamá, una velada en la que se harán las propuestas más actuales en belleza, acompañado con una selección muy especial del Rincón de Mamá en moda.

El horario será desde las 18:00 hasta las 22:00 horas. Sonia Atanes está en la calle Pedro Rico número 13.

Recuerda, si no tienes una «misión» importante,

¡Te esperamos!

El rincón de Mamá

Vestido de frutas

Vestido de frutas

Nunca quise pretender que ninguna persona se volviera loca por mí. Confieso que a veces me gusta leer las miradas, interpretar gestos y si me gustan dejar una sonrisa. Pero repito, nunca quise nada más allá del inocente juego que nace de la seducción. Siempre visto bien, me gusta mucho seleccionar lo que me pongo. Si unos pendientes no me hacen el juego a lo que pienso o siento, se quedan en su cajón o en la vitrina de la tienda. Lo mismo con un bolso o unos zapatos. Pero los vestidos son ya otra cosa.

La primera vez que lo veo en una tienda, un buen vestido tiene que presentarse ante mí como a mí me gusta. Me tiene que decir al oído entre susurros, que está hecho para mí por un modista que tal vez soñara conmigo en una noche de inspiración. No soy egocéntrica, ni narcisista, pero tampoco peco de modesta. La belleza del corte de una tela y la maestría de su unión pieza con pieza, para formar un vestido que a una la sienta como si te hubieran medido en un taller de alta costura, tiene su alabanza.

Y al ponerse ese vestido, el elegido entre todos, el que ha destacado de entre todos los demás, una sale a la calle con el estima muy alto y el rímel de ojos a la altura. Y pasar ante el joven vendedor de frutas que siempre se equivoca a mi favor al pesarme lo que le compro, me desata una nueva sonrisa que seguramente derive en unas cuantas fresas de más, o la más hermosas de todas las manzanas.

Ser feliz, vestirse como una quiere, siempre sorprender es agradable. Y no lo digo por lo que podamos obtener material, si no por las reacciones, el buen trato y ver personas felices mirándome.

Mañana seguiré comprando fruta, quizás lleve mi nuevo collar de flores doradas, seguro que sale el sol….aunque la verdad…. Ya no sé a quién regalar tanta fruta.

Vestido de frutas