bolso Piel azul

Piel azul mariposa

Piel azul mariposa

Mi bolso de piel azul mariposa es una sonata, y luz de luna sus herrajes. Un regalo de André de la boutique Doré de una ciudad que ya no quiero recordar. La elegancia de su diseño, acorde con el semblante que termina ensanchandose en su base. Un cómodo bolso que sabe ser un claro en el maremágnum de bolsos que se cruzan en tu camino. Siempre es divertido ver cómo atrae las miradas de otras mujeres, como el mantero que vende réplicas de plástico te sigue con la cabeza mientras se pregunta porqué no tiene él ese modelo clonado en sintético despropósito.

Piel azul

André siempre ha sido un hombre de principios, y pese a la convención de Ginebra, la ONU, o los derechos de los animales, un buen bolso tiene su razón de ser y estar.

Durabilidad, inmortalidad, elegancia y gusto. Una nota afinada en la sinfonía maravillosa de ser mujer. Quizás el juicio un día se me nuble, quizás una mañana no reconozca tu nombre, o me abandone a mis pensamientos, pero mi bolso seguirá en su sitio, esperando a compartir juntos otro día.

En esta vida hay muy pocos días sinceros, olvidamos tantas cosas para aprender otras tantas. Y mientras tanto ese azul mariposa, ese azul como la leyenda, perdura en nosotros. ¿La leyenda? Si aquella de dos niñas que enviaron al campo, cerca de un sabio que todo lo sabía. Y aburridas las niñas decidieron retarlo. Una de ellas atrapó una mariposa azul y se la puso en el puño cerrado. Retaría al sabio preguntándole si estaba viva o muerta. Si el sabio decía que viva, ella estrujaría a la mariposa y el sabio perdería. Si por el contrario decía que muerta, ella abriría la mano y la mariposa escaparía, perdiendo de nuevo el sabio. Al plantearle al sabio la pregunta, el sabio sonrió diciéndola, “Depende de ti, ella está en tus manos”

Nuestro futuro y presente está siempre en nuestras manos. No hay culpables si algo nos falla. Si algo conseguimos o fallamos, nosotras somos las únicas responsables. Esa mariposa azul es nuestra vida y en nuestras manos está lo que queremos hacer con ella. Ese es mi bolso azul, el que una vez me regaló André, mientras abrazados en aquel lugar, me contó aquella leyenda, de mariposas azules y sabios.

Ojalá amiga mía cuando contemples un bolso azul recuerdes esta leyenda y rectifiques o no tu vida, sabrás que tú eres responsable de cómo te sientes, hacia donde vas, quien te quiere, a quién amas. Nunca nunca, dejes de ver esa mariposa.

Feliz día.

Precio en tienda 109 €

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bolso Piel azul

Anillo de alianzas

Anillo de alianzas

Cubrir con un anillo un dedo desnudo, deslizar una alianza en el índice, corazón o meñique, depende un poco de la compañía. Puede que incluso en el mismo dedo que una sortija predispuesta. Y es que la mano necesita ser vestida para cuando llegue el momento, pueda pasear distraída ante la mirada relajada de nuestro acompañante. Y si a veces se detiene por un juego de luces y brillos proporcionado por el mismo sol, solo entonces dejar esa mano libre para que la del acompañante nos la sujete. Ya sea paseando, ya sea disfrutando del paisaje. Siempre allí afianzando ese momento.

Rosa, marfil engarzado en baño de plata, como un palacio en su jardín, como ese jardín bajo tus pasos. A veces no vale, (yo creo que nunca) elegir nuestros complementos al azar. Comprar por comprar, o lo que es peor llevar por llevar. Dejarse llevar por ese impulso y adquirir lo primero que veamos para luego ser una de las muchas primeras del  lugar. La originalidad, la exclusividad no entienden de prisas, entienden de tiempo, de paciencia y de gusto. Lo que para unos les parecen simple ramas, a otros se nos transforman en preciosos complementos para añadir a nuestro árbol.

Quizás el día que nuestra alianza se extinga, que todo parta y nada nos quede, ese anillo que siempre vuelve pueda ser canjeado por ese paseo, por esa ribera, por esos atardeceres. Por eso, por ese quizás o por los que quieras imaginar contempla una vez más lo que naturaleza te regala, lo que un artesano te obsequia. Y pinta con ello, tus cielos, tus días y por supuesto tus despertares.

Alianzas que nunca son efímeras, uniones para toda tu vida en sintonía con la naturaleza, la tuya por supuesto.

Anillo cuarzo rosa 20€

Anillo cuarzo marfil 20€

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Anillo y alianza

Anillo Icaro

El anillo de Ícaro

El anillo de Ícaro

Ícaro quiso ser diferente, en su anillo de gente, rodeado con los suyos desde pequeño en el patio de su palacio mientras los hijos de otros príncipes jugaban a ser grandes guerreros, Ícaro miraba hacia al cielo y jugaba a ser un ave. Despertar una mañana en su cama, ver como la suave seda de su dosel entraba en suave danza con el viento. Descorrer la seda y sentir esa brisa en su cabellos, una caricia tenue y cálida en su piel. Caminar descalzo hacia el balcón abierto y ver el enorme bosque a los pies de la torre. Un horizonte inmenso que termina en las más blancas montañas. Ver al poderoso sol que todo lo embriaga mientras sacude las últimas sombras de la noche. Abajo en el lago las aves emprenden el vuelo, mientras otras llegan. Entre las copas de los árboles dorados jilgueros juegan a ser príncipes, mientras las mariposas planean entre las flores del jardín. Importadas desde todos los confines del mundo, esas flores a las que nadie parece prestarlas atención, son la referencia del sol para seguir levantándose, para compartir su energía, para regalarlas con su luz.

Ícaro quiere ser un ave, quiere tener alas para planear en los valles, batir con fuerza cerca de la cascada, competir con el águila imperial a ver quién corona la montaña más pronto. Formar con las bandadas, dibujar su nombre en estelas de nubes, abrazar como un padre a ese sol todas las mañanas, siempre el viento por anillo.

Quizás a Ícaro le engañaron con hacer sus alas de cera, quizás le permitieron ir más allá de lo real y pagarlo caro. Pero Ícaro no quiso ser nunca como los demás, le daba igual la cera, la seda o la delicada madera. Su objetivo fue el sol y dicen la malas lenguas que no lo consiguió. Pero no podemos dar fe de ello, ya que nunca se encontraron sus restos, más bien todo lo contrario. Quiero pensar que lo consiguió, y que la cera no era tal, que de verdad le crecieron las alas, simplemente por un detalle. Desear y ser quién realmente quieres ser, llegar hasta donde el resto no llega. No porque no tengan alas, si no porque no quieren salir de su nido.

Hoy miles de años después el sol sigue brillando, compartiendo con el cielo y nosotros todo su poder, la sencillez y belleza de la luz y el calor. En este frío universo, solo queriendo ser Ícaro, ser tú mismo, conseguirás volar muy alto. No utilices la cera de los demás, utiliza tus propias alas…¿no las recuerdas?

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Anillo Icaro

Un Connery en la cartera

Un Conery en la cartera.

Notar que te siguen, apretar el paso y sentir que alguien te respira en la nuca, doblar la esquina y correr al vehículo para salir disparado. Al lado nuestra cartera llena de documentos, mientras el primer semáforo tiembla en un ámbar poco piadoso pero no hay problema, porque nos da tiempo a pasarlo de sombra. Ajustamos el retrovisor y vemos que a través del cristal trasero casi empañado no nos sigue nadie. Levantar el pie del acelerador mientras nos mezclamos en la jungla del asfalto y somos uno más con el tráfico.

La verdad es que no hace falta tener un Aston Martin, ni sentirse perseguido por una facción que desea arrebatarnos los documentos de nuestra cartera, de echo no tienen ni porque ser documentos, quizás un valioso pergamino, o un diamante con un microfilm o simplemente una barra de labios junto a otra de chocolate a ser posible negro.

El diseño y la novedad traen personajes como un apuesto Conery dispuesto a portarlo. Da igual un poco esos cantos gregorianos que son los porta documentos estandarizados, de populosas marcas fabricadas en cadena, o de apetecibles comercios a los que a todos nos gustan que nos vean saliendo. La brillantez de lo único, la exclusividad de encontrarlo y nunca más repetirlo. Decía Dickens en su afamada novela, Oliver Twist  “No juzgue nada por su aspecto, sino por la evidencia. No hay mejor regla.” Y es lo que avanzamos, por muy bello y estiloso que parezca un complemento, un vestido, un simple sombrero, no lo juzgues antes de evidenciarlo, de ver como te queda, de sentir como te sienta.

Ser única, sentirse única, no aceptar la regla de adquirir lo que tiene el de enfrente, evitar mimetizarse con el entorno, tirar el papel de camaleón y tomar el de una propia. En el DNI se especifica quienes somos, en tu estilo quién eres. No siempre es lo mismo, una simple nota de música sirve para afinar una ópera, sé tú esa nota y nunca nunca, dejes de sonar.

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