regalos de navidad

Regalos de Navidad

En unos días ya estaremos en Navidad. Época amada y odiada a partes iguales lo sabemos. Los compromisos, las personas que no nos apetecen, los que ya no están, los regalos de navidad que no nos gustan, lo que nos gustaría haber tenido. Lo importante de la navidad es compartir tiempo y momento con las personas que nos quieren y nos acompañan durante todo el año. El resto son detalles, pequeños recordatorios de nuestro afecto para que sientan nuestra presencia, para que noten nuestro agradecimiento por estar ahí.

En el Rincón de Mamá no dudamos y tenemos claro lo que significa un regalo. La persona que atraviesa nuestra puerta viene buscando algo especial para sus seres más queridos. Y no sabemos defraudar, en lo único y lo exclusivo se encuentra ese presente que quizás un soñado rey Baltasar busca en lo más recóndito del Oriente. Hay precios para todos los reyes, para todas las fortunas, las grandes, las pequeñas y las de corazón.

No tenemos oro, aunque nuestras pulseras y colgantes chapadas en oro puedan pasar elegantemente. Tampoco tenemos incienso, no hace falta ya que las lámparas de Lampe Berger y las fragancias de Durans para el hogar dejan el pabellón en lo más alto de las fragancias. Y mucho menos tenemos mirra, ¿para qué? Si las personas demandan regalos originales, funcionales y de calidad.

De oriente solo tenemos la seda de algún pañuelo, todo lo demás es Europeo y nacional. Solo para quién sepa apreciarlo, solo para quién sepa disfrutarlo. Regalos de Navidad, donde nacen las estrellas, nuestros mejores deseos y felicidad.

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Collar

Regalos de Otoño

Recuerdo que después de aquellos pendientes, vinieron los buenos deseos. Momentos que son para siempre, escaparates donde refugiarse cuando una adolece de añoranza. Esos que se marcan con el punto y aparte de inspiración profunda. Como cuando se cierra la tapa de un viejo álbum de fotografías.

Esta tarde apenas he salido al patio, el proceso judicial me dejó muy marcada y no quería volver a repetirlo en mi mente. Así que he recordado aquella tarde lejana de un otoño donde no caían las hojas, sino más bien reverdecía nuestro amor.

Un plácido paseo junto al río, después de una buena comida y un excelente café. Lo de excelente claro está por la compañía. Fue en un jardín con un laberinto de setos. Él me dijo:

-¡Busca el tesoro!

Yo no estaba con muchas ganas de juegos, solo quería estar a su lado, pero no quise ser antipática. Sonriendo solté su mano y despacio me adentré en el laberinto. Él silbaba una melodía de una película clásica que habíamos visto hace poco. No sé si lo hacía para tranquilizarme, pero por lo menos me reconfortaba oírle. Me hacía sentir que estaba allí, tras esos muros altos y verdes del laberinto. Di pocas vueltas, en el suelo había huellas del paso de gente sin hierba, por lo que descarté los pasillos con mucha vegetación. Enseguida se cumplió mi teoría y llegué al centro del laberinto.

Collar

Allí estaba mi tesoro, un espectacular collar que brillaba según los acordes que lanzaba el sol, en esta fría pero cálida tarde Otoñal. Tomé el collar entre mis manos mientras un abrazo hizo temblar mi cuerpo. Ya no sentía su melodía, me abrazaba mientras el collar se deslizaba entre mis manos y descansaba de nuevo en el frondoso laberinto.

Hay tardes de otoño en las que se añoran collares, laberintos, pero sobre todo…aquellos abrazos.

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Capa

¿Qué es una capa?

¿Qué es una capa? ¿Algo oscuro, casi vampírico, de otras épocas? Oscuro no tiene porqué, es más se han transformado y evolucionado en puro color. Vampírico, depende del palacio.  Principesca o altiva, depende de su portadora. De otras épocas, sí de la nuestra.

Lo que inicia Burberry para los bolsillos de gran poder adquisitivo, lo atrapa El Rincón de Mamá para sus clientes. Capas de luz y calidez manifiesta. Una apuesta por el colorido, una prenda que marca de nuevo prometedoras tendencias. Un adalid de fuerza y frescura que rompe con lo clásico de las últimas generaciones.

El invierno se presenta con sus armas, nosotros con las nuestras. Con la funcionalidad de una capa que nos guarece de las inclemencias, y la belleza del arte de la moda. Con tus iniciales bordadas con los mejores materiales, con tu sello para toda una vida. Una prenda de la que nunca te desprenderás, un símbolo de cambio en tu vida, siempre a mejor, hacia el color.

Cumpliendo las normas de calidad del Rincón de Mamá y la premisa de adaptarse a la persona que la porte.

Demasiados inviernos abrigados, uniformados con el chaquetón de la duda, con el anorak de vendrán tiempos mejores, con el abrigo que nos tapa ya demasiado nuestra forma de ser. La capa, este modelo de capa anuncia que no importan las gélidas mañanas o noches, que el calor no está reñido con la moda, y que la moda, la comodidad y la calidad, van unidas de la mano.

Te esperamos, como siempre pocas unidades, al fin y al cabo como en el firmamento, solo vamos a fijarnos en las estrellas más brillantes. Saber que estás no es suficiente, muéstrate y brilla, arropada siempre, como los cometas.

Capa

Pendientes Perla

Pendientes y compañía

Nunca debí aceptar su compañía. Era una mala época donde el trabajo y la falta de tiempo me impedían parar en el escaparate. Algún vestido colorido visto de reojo mientras iba a la carrera, pero poco más. Hasta que llegó otoño y el frío y la lluvia me obligó a refugiarme en ese escaparate, guarnecida por aquel viejo toldo que plantaba cara al cielo, o al menos lo pretendía.

Mi mirada recorría aquel escaparate maravilloso. Zapatos de ensueño, bolsos de película, collares de fantasía y aquellos….pendientes. Tan pequeños, tan delicados, tan brillantes que no podía apartar mi mirada de ellos. Estaban junto a un cálido gorro de lana con un pompón gracioso, pero ellos destacaban por encima de todo.

Pendientes Perla

Haciendo un esfuerzo, (adiós a tomar el autobús en unos días) me los compré. No sé por qué, yo no soy de ponerme algo nada más comprarlo, me puse los pendientes en la propia tienda. Salí caminando, lloviznaba un poco y ocurrió. Una voz masculina que decía “me permite” me recorrió todo el cuerpo. Cuando pude darme cuenta un paraguas negro agarrado por unos elegantes guantes de cuero, cubría todo mi cuerpo. Aquel hombre amable, con su corbata azul de rombos, su olor a perfume de Hugo Boss, su limpia mirada, me había conmovido. Me acompañó andando a mi casa, mantuvimos una conversación agradable, yo no daba crédito, nunca me había ido con un extraño. Pero supongo que las circunstancias de la lluvia, las buenas maneras en estos tiempos, me embriagaron y permití que me acompañara. Agradecí no tener el dinero para el autobús y ese paseo bajo la lluvia.

Llegamos a mi portal, nos despedimos, el me invitó a una taza de café pero la rehusé, estaba maravillosamente nerviosa.

Al día siguiente, a la misma hora con el paraguas cerrado y con frío, aquel hombre me esperaba en el mismo sitio donde le encontré.

Poco a poco fuimos quedando, nos fuimos conociendo y hasta nos casamos. Lamentablemente a veces las cosas no salen como una quiere. Hoy con mis pendientes le he servido un té caliente. Llueve y hace frío, la rutina se agolpa en los cristales y pierdo mi mirada en los tejados.

De repente el sonido de la taza de té en el suelo me ha sobresaltado, tendré que fregarlo antes de entregarme. No pasa nada, seguro que algún día escampa y podré pasear tranquila por la avenida. Ya no olerá a perfume, pero mis pendientes brillarán como lo hacen las gotas al resbalar entre las hojas, eternamente felices.

Pendientes de perla

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