Corazón

El inicio del verano

De nuevo comienza el verano. Sin duda uno de los veranos más atípicos de toda nuestra vida. Cada una interiorizara y superará esta etapa con lo mejor de una misma. Aprovechando un bonito paseo vi cómo la primavera había renovado con nuevos estampados y tendencias a la naturaleza.

Aprendamos de nuestra madre tierra, que siempre se sobrepone tras la tormenta más aciaga, tras el huracán más destructivo o tras la sequía más terrible. Siempre la vida se abre paso, siempre hay un resurgir, un elevarse de nuevo sobre la tierra.

Te mostramos en esta galería, trazos de nuestra Tierra con las obras de nuestro maestro artesano que al igual que el agua doma a la roca, el cincela con sus manos tan especiales pendientes.

O los colgantes con alas, con iniciales, con corazones, con su esencia

Disfruta de la vida, de la naturaleza de tu tiempo y de la belleza.

Collar Esmeralda

Collar esmeralda

Collar Esmeralda

Un collar esmeralda, de cristal que le circunscribe y plata de ley. Imaginar por un momento ese velero que arria el velamen, que pone al pairo su proa y estima arrojar el ancla.
¿Por qué se detiene la embarcación? ¿Qué caballito de mar habrá saltado en la mente de su capitán? ¿Quizá las cartas de navegación se fueron tras las gaviotas? ¿O es que las redes de algún pesquero han trabado sus estelas?
No se detiene en esta ocasión por algo melodramático, ni tampoco por algo liviano. Se detiene por el banco de corales; el capitán quiere evitar el percance de hacer aguas. Extrañado porque en el mapa de latitudes no advierten de tal barrera de coral, da pequeños golpes con el índice en el GPS. Quizás el aparato esté mareado, pese a ser náutico le tirara más la tierra.

El capitán

El capitán preocupado, se quita sus gafas de Dior y se restriega los ojos mientras jura para sus adentros, que vio un destello de coral verde, como el de Sumatra. Pero o el cartógrafo de la Royal Army no estaba en sus cabales o el GPS Breitling  añora su factoría de Suiza. Allí no había coral azul. ¿Dudar de sus reflejos? ¡Jamás! Sin ellos no se hubiera librado de más de una. Cuando estas en alta mar y llevas días sin ver nada, son los reflejos y la intuición los que ven más allá que las máquinas, y te libran por supuesto de un aciago destino.
De nuevo el capitán estaba izando la mayor cuando un reflejo verde le llegó a los parpados. Gracias a que la vela estaba iniciando su ascenso, la cuerda no le quemó las manos, más bien se las calentó un poco. El capitán de forma automática se fijó en las manos. Estaban un poco rojas y…. ¿verdes?
Al levantar la vista resolvió todo el misterio. Ella estaba despierta desde hace rato. Merodeaba en cubierta, le observaba y al mirar por la ventana a contraluz del puente, su collar de esmeralda hizo un destello. Al instante calló sobre un blanco cojín de la tumbona… El capitán había parado en seco el velero.

Sonreía al fin el capitán mientras se abrazaban.

Historias del Rincón de Mamá

Esta historia es una creación para el Rincón de Mamá, pero quién sabe si pudiera estar ocurriendo en este momento. El mundo es enorme y las posibilidades infinitas. Somos afortunadas de estar en la cubierta del mismo en este preciso momento. Y nunca sabremos quién va a frenar por nosotras. Mimetizarte como el asfalto o resaltar como el coral. No temas por los corsarios, a ellos les atrae el oro. Solamente un capitán o un joven profesor de biológicas, puede reparar en el azul que despide el coral de sumatra.

Eternamente Inocente

El Ángel, eternamente inocente

Eternamente inocente

¿Qué es un Ángel de la guardia? Si, si, en pleno siglo XXI ¿Qué es un ángel de la guardia? Obviando la transcendencia religiosa, en la que dice que  un Ángel es una ser celestial que a tiempo completo y sin pagas extras, nos guarda las espaldas sacandonos de todos los embrollos. Ahora más bien un Ángel de la guarda es otra cosa. Al menos se ha reinventado como ahora tan de moda nos invitan a reinventarnos todos los días. Y cómo no, nuestro Ángel azuzado por la crisis, o por organizaciones pro-Ángel en el que se le insta a hacer valer sus derechos. Derechos frente a querubines o arcángeles supongo, ya que el ser alado que de momento escapa al control de Aena, ahora es otra cosa.

Protector

Este protector inmaterial y perenne se camufla en las acciones diarias de nuestros,padres, cónyuges, amigos y familiares. Cuando van mal las cosas, o cuando estamos en lo más profundo de un pozo, aparecen con su linterna y una escalera dispuestos a sacarnos del atolladero. Pero hay veces, en que la vida nos quita los ruedines y con nuestro impulso vamos directos a un problema. Da igual si es económico, de salud, familiar o de trabajo, ya que por más que encendamos las luces de nuestra Torre de Hércules, no hay ningún Ángel  avizor.
Y claro solo nos queda Dios, pero con eso también de la reinvención, quizás esté a otras cosas y ya no te atiende si no has abonado la cuota de socio. Da igual, el caso es si nacemos solos y algún día frente a la muerte estemos ya sin equipaje, cuando tengamos que salir de un problema también lo estaremos. Llámale preparación, o que eres una persona de recursos, o que a veces comulgas con ruedas de molino, pero admite que siempre hay un aliento suficiente para seguir adelante.
Eternamente Inocente

¿De dónde viene ese aliento?

Admite que no es una ventana mal cerrada, que las fuerzas de flaquezas o el impulso para mover el mundo sin palanca, lo llevas intrínseco en tu ADN. Solo que quizás, y digo que quizás, alguien o algo inicia el leve soplido que hace mover levemente tu  llama de acción. Y que al ver que esa llama hace un silencioso “tilín” todo tu ser se pone en movimiento.

Para recordarte que nunca estás sola, hemos seleccionado este collar en plata de ley para perpetuar en el tiempo, un sentimiento… eres inocente y nunca estarás sola.

collar

Enfilando un collar

Enfilando un collar

Y allí estaba yo con mi collar nuevo, en calles empedradas, milenarias, centenarias donde perderse de la cobertura tecnológica que no nos permite respirar. Mezclar el sonido de nuestros pasos con el de las campanas que suenan pese a la lluvia. Vientos racheados que juegan a quererse llevar nuestro paraguas mientras nuestras manos con guantes de piel, asienten que no van a jugar a ese juego. Gotas furtivas de lluvia besan la mejilla al doblar una esquina, perderse es lo que tiene, encontrarse amada por los elementos a cada paso.

Redescubrir ciudades de caballeros, antiguos señores y quizás se me antoje un famoso escritor que perdido en sus pensamientos nos franquea el paso en esta acera a salvo de los  charcos fríos. Y al reparar en nuestra presencia a través de los mojados cristales de sus gafas, encogido y casi empapado, nos regala un suave “disculpe señorita” adornado por el vaho que se eleva a los tejados. Invitarle a una taza  de café caliente y aceptarla porque hace tiempo que gastó su última moneda en cuadernos blancos de escritura que ahora envueltos en algo parecido a un trapo se guarecen bajo su brazo.

Y allí en el café frente al colegio mayor que una vez hizo una gran persona, me muestra sus húmedos cuadernos, donde sus relatos, poesías y teatro aún se adhieren con su tinta a una blanca hoja que jamás pensó llevar impreso, el alma de un poeta.

De la conversación poco y mucho puedo contar. Daba clases en la universidad, le encantaba escribir en un rincón del museo regional, junto a piezas milenarias, decía que le evocaban a otras épocas, donde la prisa la regia la naturaleza y las cuatro estaciones. Que vivía en una casa pequeña, junto a la muralla, que sus vicios eran perderse en librerías y el monte sin importar el orden. Que de mujeres ya no había, que el imperio de Primark las había enlutado la diferencia. Que siempre pensaba que estaban las mismas mujeres, en su clase, en el tren, en el tan poético coche de línea (ahora autobús) y que al verme perdida en su ciudad, dio un gran rodeo por la calle del teatro y se enfrentó a mí tras su parada obligada bajo un canalón de hierro. Adoraba la escena de cantando bajo la lluvia, y se sintió el último hombre de este mundo, bien valía una pulmonía si ahora degustaba un café junto a la última mujer de este mundo.

Adoro perderme, adoro ser yo misma, elegir mis complementos, llevar un buen collar y dejarse sorprender por un desconocido que hacía varias calles ya que me seguía. Yo también sé hacerme la despistada ante los hombres con sombrero…

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Collar_Hierro