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Sombreros y Rosas texturas

Sombreros y Rosas texturas

De nuevo entro cargada en el portal. El portero piensa por unos momentos si se levanta de su asiento o si se hace invisible. Mi cargamento de bolsas con mis compras parece que le hacen plantearse cuál realmente es su papel o cual debería serlo. Da igual; le sonrío y como si tuviera un resorte se levanta para ayudarme. Al quedarme ya sin peso, me responde un “no hay de que” ante mis agradecimientos. Como si fuera un Prestidigitador mezclado con hombre orquesta abre la puerta del ascensor y me permite el paso. A veces no entiendo a las feministas o machistas que critican o rehúyen los actos de educación, respeto y galantería. Quizás en estos tiempos rechinen como comportamientos de otras épocas, pero el respeto entre un hombre y una mujer es mucho más que la igualdad de género o de trabajo.

Como mi sombrero, hay sombreros femeninos, sombreros afeminados, sombreros bastos de mala calidad, sombreros sin modales, sombreros de espanto. Saber elegir un sombrero es importante, no todo va con nuestro rostro y lo que a una mujer puede quedar ideal, a otra puede espantar. La delgada línea que diferencia la elegancia del sin sabor es muy delgada. Obviamente nuestro entorno no es el mejor consejero, salvo que sean sombrereras/ros profesionales o personas especiales que tengan un gusto refinado en este sentido. La mejor consejera es una misma y para facilitar el consejo, el sombrero tiene que ser sombrero y su apellido la calidad. Es cierto que hay sombreros monos por pocos euros, pero al final son eso “monos” y en nuestro haber unos euros menos.

Un sombrero no es un complemento de usar y tirar, un sombrero es una prenda imperecedera que bien puede usarse en distintas etapas de nuestra vida. Un sombrero acentúa o define sutilmente lo que llevemos puesto. Te protege del sol, de la lluvia y atrae las miradas. Me comentan amigas que no tienen valor a verse con uno en su cabeza. Valor no yo las digo, si no visión, sentido y gusto. Esas cualidades que las modas low cost meten en un cajón para que comulgues con sus propuestas.

Te invito a que te pruebes uno, uno que te siente bien de verdad, para que te hagas a la idea de quién eres. Y si pones un pie en la calle y luego otro y poco a poco inicias tú paseo,verás que no pasa nada, sino todo lo contrario…atraerás miradas.

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sombrero rosa

sombreros Fedora

Sombreros Fedora

Sombreros Fedora en El Rincón de Mamá

El sombrero Fedora se inventó a mitad del siglo pasado. Prenda únicamente masculina por entonces, ha ido evolucionando hacia el mundo de la mujer. Desde aquel famoso sombrero utilizado por el personaje de cine Indiana Jones ha llovido bastante, y es que la moda es continua revolución y cambio constante. El Rincón de Mamá ha traído para todas vosotras, una nueva colección de sombreros Fedora, para que podáis ver cúal se puede amoldar a vuestro estilo. Totalmente indeformable, antilluvia y complementamente diferentes para cada persona, para cada momento.

Dispones de Fedoras de ala ancha y de ala corta, igualmente que los modelos de Canotiers que disponemos.

El fieltro utilizado en cada sombrero Fedora es inglés, así como las lanas utilizadas de gran calidad. Prueba de ello son los diversos modelos que  pueden observarse en la corona Inglesa, así como en las calles de ese país.

Nuestro país estuvo a la cabeza mundial junto Italia en la moda de sombreros. Nunca pasó de moda, quizás se ralentizó por las modas más casuales como las gorras de beisbol o los gorros de lana tipo neoyorquino. Pero poco a poco recuperamos estilo, gusto por el vestir, por una prenda que protege tanto del frío como del calor, por un complemento más como lo pueda ser un guante, una corbata, un buen echarpe.

A continuación podéis ver tanto en la galería como en el vídeo adjunto, alguno de estos modelos. Esperamos que te gusten.

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Chistera

Chisteras griegas

Chisteras griegas.

El Egeo, siempre el regreso a ese mar transparente y azul. Donde una vez el mismo Zorba vino a darme la mano para desembarcar de un navío. Recuerdo que era 1950, una época en la que el mundo crecía y la felicidad con él. La compañía naviera de mi padre estrenaba barcos y ruta. Así que esa visita obligada a Éfeso, lugar donde nacieron mis antepasados se me antojaba muy apetecible, o como dicen ahora, me apetecía un montón. Para la ocasión mi vestido elegante y mi chistera. En el puerto sonaban las sirenas, los hombres reían, las mujeres bailaban y mi Zorba particular no me soltaba de la mano. Mi padre sonreía desde el balcón de las autoridades y el su primer barco, Ulises de Aquitania le respondía con todas sus bocinas.

Las calles eran un hervidero de gente, los niños nos seguían, las persianas se abrían y los balcones plagados de flores de todos los colores, se llenaban de personas que aplaudían a nuestro paso. No quiero negar que la presencia no sólo del barco de mi padre, si no el de todas las otras navieras, llenaba de esperanza y de futuro al viejo Éfeso. Que de nuevo tornaba su clásico esplendor y el lugar que le correspondía por derecho en el Mediterráneo.

Y al llegar de nuevo a la plaza, con el cielo cubierto de pétalos, con el pueblo bailando con los buzuki y sus  acordes de la mar y el cielo. Mi padre, mi madre y hermanos, el bueno de Aristóteles y María Callas. Chisteras al aire con fuegos artificiales,vítores y brisa.

Y ahora pasado los años, donde tan distante se ven ya los barcos, abro mi armario y veo allí aquella chistera. Y me la acerco y la huelo y de nuevo suena el Sirtaki, las flores vuelan en mi habitación, el cielo se torna azul y el asfalto en cristalina agua azulada. Mis padres vuelven a reír y empiezo a danzar, a dar vueltas en mi habitación, como aquella vez con mi Zorba, con aquellos niños dando palmas, con el sonido del Ulises, con el Onassis y su Calas, con el emperador del Mediterráneo, con el chapotear de los delfines, con el calor de ese sol tan maravilloso en mi rostro, hasta caer de nuevo exhausta en mí en mi cama, riendo, entre lágrimas, envuelta en felicidad.

Y ahora que todo parece lo mismo, ahora que todo el mundo viste igual y sueña lo mismo, es gratificante saber que la chistera solo es para mujeres y situaciones muy especiales. Por eso si alguna vez en tu vida te sientes aplaudida, con júbilo disfruta ese momento que ojala tu propio Zorba te pueda acompañar.

Chistera 119 €

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Chisteras
Chisteras, Mediterráneo y belleza

 

el rincón de mamá
El Rincón de Mamá
Estola_Caballo

Estola y sombrero

Ayer tarde mientras leía, una hoja seca entró por la ventana. Cerré despacio mi libro y lo deposité sobre la cama mientras observaba a la hoja inmóvil ya en el suelo. La cogí delicadamente con mis manos, se veía frágil, quebradiza y sin ningún matiz de color verde en su textura. La olí y su aroma a álamo y a tierra me trajo un buen recuerdo. Recordé aquel final de Septiembre en el que una inesperada brisa con bajada de temperaturas, me hizo sacar mi hermosa estola de piel y alpaca, regalo de mi André en uno de sus viajes de trabajo. Aquella tarde de Septiembre,  con mi estola y sombrero un personaje del libro llamado Dick Turpin, asaltaba un carruaje en la vieja Inglaterra asustando a las damas que en el viajaban. La cosa se ponía interesante, recuerdo el fragmento de la dama cuyas mejillas se sonrosaban al cruzar su mirada con este apuesto bandido a lomos de su caballo.

EstolayGorro

Fue entonces cuando el sonido de unos cascos hizo que se me parase el corazón. Cuando estás absorta en la lectura de un libro, cuando las palabras se van sucediendo en frases que rápidamente vas digiriendo y te llevan transportada a la escena, pierdes por unos instantes el sentimiento de lugar y tiempo. Por lo que los agentes externos, como el sonido de un caballo, hace que te sientas desubicada.

Tras la pausa de volver al mundo de nuevo, alcé la vista para ver al intrépido Dick Turpin que venía a asaltarme.  No tenía nada de valor,  salvo la estola de André y su valor sentimental. Pero no era Dick Turpin quién llevaba ese caballo, aún así me hizo sonreír. Un señor mayor, con la mirada al horizonte y una casaca de otros tiempos paseaba con un aire de emperador. Seguramente militar por su porte, quizás de un regimiento de caballería desmembrado por los motores de gasolina. Pero pese a su edad,  a los desgastes de la vida y las vueltas que nos tiene reservada, el viejo jinete daba la impresión de poder con todo un batallón de usares, tártaros o unos. Al pasar a mi lado se detuvo; y con la sabiduría que te da el tiempo, supo leer mis ojos. Sonriendo me dijo, «te llevo solo hasta los álamos». Fue un paseo agradable,  el jinete caminaba delante sujetando las riendas, los árboles se desprendían con el viento, poco a poco de su tupida vestimenta. Y lejos pero cada vez más cerca el río, con sus álamos y por supuesto aquel hermoso caballo cada vez más alegre a cada paso. El agua fresca de aquel río, era su postre, su alegría de todas las tardes en su vida.

¿Quién sabe si esta hoja de álamo en mi mano, ha conocido algún caballo o persona que fuera tan feliz bajo su sombra?

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Estola_Caballo