Sueños de literatura en el rincón.

Cuando el pasado tres de junio publicamos el artículo homenaje a los noventa y nueve años de la publicación de Platero y yo, no podíamos prever el alcance que iba a tener el mismo. Y la verdad es que no pretendíamos ni planeábamos que tuviera este resultado. Nos estamos refiriendo a que si con la felicitación de la fundación Juan Ramón Jiménez ya estábamos más que satisfechos, ahora con la publicación del texto en la revista digital Tirano Banderas de la asociación escritores en red,  estamos muy agradecidos.

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En las tertulias literarias del rincón de mamá, siempre hay un asiento para Juan Ramón Jiménez

Aquí no hay secretos y más varitas mágicas que el hacer las cosas por pura pasión. Simplemente es tener un sueño como El rincón de mamá y levantarse todos los días con muchas ganas por ver cómo crece y madura siendo fiel siempre a la idea primigenia.

El texto de homenaje a Platero, nació como un pequeño acompañante a ese sueño del rincón. Mezclando la ilusión del proyecto, la pasión de escribir y por su puesto en este caso, el amor a esa obra tan especial de Juan Ramón Jiménez. Y es que se ve que Juan Ramón escribió con el corazón esa obra tan sencilla y brillante. Todos tenemos un poco de Platero dentro de nosotros. Un Platero que nos recuerda a la niñez cuando descubríamos el mundo al inicio de nuestras vidas. Todos necesitamos que nos quieran, nos cuiden y nos expliquen con todo el cariño del mundo las cosas, como lo hacían nuestros padres o abuelos cuando éramos pequeños.

No me cabe duda que Moguer,  llenaba el corazón y el alma del poeta transmitiéndolo a su obra. Con el relato para el rincón de mamá quise transmitir lo que se siente en esta tienda que no es tienda. Y que mejor que explicárselo al Platero que tenemos dentro. A ese niño o niña que todos guardamos en nuestro interior, ese recuerdo que atesoramos al recordar los días de reyes, nuestros primeros cumpleaños, las primeras vacaciones, el primer recuerdo del mar….

La obra de Juan Ramón Jiménez siempre seguirá viva, fresca como el primer día. El corazón del Rincón de Mamá siempre tendrá un hueco especial para Platero, su esencia siempre estará en la tienda, rodeando a las personas que la visiten.

Para muchos Platero y yo, es un libro olvidado en un estante de una librería, al igual que el Rincón de Mamá será para otros tantos, una tienda más en la ciudad. Pero para los que conocemos a Platero o el rincón de mamá sabemos porque son tan especiales.

Platero no quiere grandes masas de gentes que le adoren, le fotografíen o le toquen. Platero es pequeñito y muy suave, se asustaría y saldría corriendo sin saber dónde meterse. Platero quiere poquita gente cercana y especial que le acaricien y le mimen.

Nuestro agradecimiento a la revista Tirano Banderas por hacer posible que Platero siga viviendo y mi agradecimiento personal al rincón de mamá, por su apoyo incondicional al arte, la literatura y las buenas maneras, tan necesarias en épocas como esta.

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Ser niño, ser Platero, ser una persona que se alegra y se sorprende todos los días.

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@by Rubén García Codosero

Platero en el rincón

Platero, si pudieras entrar al rincón de mamá, te pondrías a mirar a ese precioso borriquito plateado que se refleja en el espejo del rincón. Platero, tú no entiendes de pulseras ni pendientes de mujer,  no sabes de bolsos ni complementos, ni te preocupa la moda de Paris. Tú solo sabes y ya no recuerdas, las viejas riendas de arar que yo te enseñé una vez en el establo olvidado. Si pudieras ver con tus ojos de cristal y perla, las mariposas que revolotean en esta tienda de tantos sueños, te pondrías a mover tú cola de seda, al igual que lo haces en Moguer los días de fiesta. Si pudieras entrar Platero, olerías su aroma a jengibre y amigos. Te tumbarías como lo haces en verano, bajo la parra de la antigua venta y descansarías. Dejarías que pasaran tus tardes y tus días, sin que nada te molestara. En el rincón de mamá Platero, serías un niño pequeño, mirando como brillan sus tesoros, dejándote que los que lo visitan te llenaran de caricias. Platero, el rincón tiene velas y perfumes para casa, como aquella vez que aquel loco te derramó en tu lomo, aquél perfume de rosas, y tú asustado te fuiste para el monte. Que susto Platero me diste. Pero no temas, aquí el loco no tiene entrada, ni el vendedor de animales, ni las aves de plumas negras. Solo entran los niños y las hadas. Alguna vez un alma perdida, que encuentra un remanso en su vida.

Platero que bonito estarías, cubierto con los pañuelos de seda, como se agolparían los chiquillos en el escaparte para verte entre risas y júbilo. El  rincón quiere a Platero, como tú a los verdes campos en primavera. ¿Recuerdas las amapolas y la fresca hierba de nuestro pueblo? Cuando Platero se hace de algodón y al pasar por la iglesia, el padre hace sonar la campana, para recordar cuando Jesús entró Jerusalén montado en otro Platero. Y tú como un chicuelo pillo, sales al trote por la calle del duende.

Cuando pases por Madrid Platero, en tu nube blanca de lluvia de esperanza, fíjate allí abajo, donde huele a jengibre y caramelo, como hay una tiendecita que se parece a nuestra casa.

Quién sabe Platero, si cuando volvamos a casa, llevemos una caricia de este lugar, en nuestra alma.

Platero en el alma del rincón
Esta bella tetera, fue seleccionada por su calidad y su alma de Platero.

Homenaje del Rincón de Mamá a Juán Ramón Jiménez y su obra «Platero y yo» En su 99 aniversario.

Escrito por Rubén García Codosero

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