Vestido de frutas

Vestido de frutas

Nunca quise pretender que ninguna persona se volviera loca por mí. Confieso que a veces me gusta leer las miradas, interpretar gestos y si me gustan dejar una sonrisa. Pero repito, nunca quise nada más allá del inocente juego que nace de la seducción. Siempre visto bien, me gusta mucho seleccionar lo que me pongo. Si unos pendientes no me hacen el juego a lo que pienso o siento, se quedan en su cajón o en la vitrina de la tienda. Lo mismo con un bolso o unos zapatos. Pero los vestidos son ya otra cosa.

La primera vez que lo veo en una tienda, un buen vestido tiene que presentarse ante mí como a mí me gusta. Me tiene que decir al oído entre susurros, que está hecho para mí por un modista que tal vez soñara conmigo en una noche de inspiración. No soy egocéntrica, ni narcisista, pero tampoco peco de modesta. La belleza del corte de una tela y la maestría de su unión pieza con pieza, para formar un vestido que a una la sienta como si te hubieran medido en un taller de alta costura, tiene su alabanza.

Y al ponerse ese vestido, el elegido entre todos, el que ha destacado de entre todos los demás, una sale a la calle con el estima muy alto y el rímel de ojos a la altura. Y pasar ante el joven vendedor de frutas que siempre se equivoca a mi favor al pesarme lo que le compro, me desata una nueva sonrisa que seguramente derive en unas cuantas fresas de más, o la más hermosas de todas las manzanas.

Ser feliz, vestirse como una quiere, siempre sorprender es agradable. Y no lo digo por lo que podamos obtener material, si no por las reacciones, el buen trato y ver personas felices mirándome.

Mañana seguiré comprando fruta, quizás lleve mi nuevo collar de flores doradas, seguro que sale el sol….aunque la verdad…. Ya no sé a quién regalar tanta fruta.

Vestido de frutas

Josefina

Josefina… por toda una vida

Acercarse sigiloso, en comunión con el aire, de puntillas como el silencio que acaricia las hojas en primavera. Fundirse en la fragancia que despide tu perfume, regalar un beso a tu cuello, sentirse amada, correspondida como el cielo y sus estrellas, como el mar y sus estrellas, como tus abrazos y mis estrellas….

Sensaciones que evoca un vestido, que tras la cremallera con siglas de “JF”, se nos antoja un guiño a Josefina de Napoleón. Una dama que tuvo al general más celebre de todos los tiempos, desprovisto de cargos tras sus abrazos. El Rincón de Mamá, solo dispone de un vestido, solo uno,  para que una mujer sea la dama del general más importante de su vida. Los detalles son todo, y en este vestido son todo detalles, unidos con hilo, con trabajo manual, con esfuerzo. Es la materialización de una idea, de un deseo, de un instante.

 Os dejamos unas fotografías, mientras el vestido posa en el busto del escaparate esperando a su dama. Que noches de verano, que veladas será testigo, que ocasiones… Que ojos contemplarán a la dama, ¿quién le abrazara y a su dueña?

 Esperamos que os guste, a nosotros nos ha marcado….como a Josefina, como a la primavera.

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