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Cómo complementar dos flores

Cómo complementar dos flores

Primero prepárese el lugar que ha de recibir esas flores. Se puede utilizar un poco de Loewe Aura para preparar el sitio. No utilices otras marcas afines de menor glamour por mucho que te prometan una selva amazónica o la luna. Si es Loewe es lo ideal, Dolce Gabbana, Dior y otras marcas no me pagan por opinar, lo de Loewe es un guiño al buen gusto.

Una vez bien tratada la mano con Aura, introducir de forma sencilla las flores en el dedo que las queramos llevar. Allí junto a la fragancia y nuestra identidad, las flores empezarán a brillar y causar efecto. No te voy a recomendar que lleves insecticida para evitar el pulgón o como por aquí lo llaman al moscón, basta con agitar la mano para espantarlo. Más bien queremos atraer una mariposa, pero no el sentido literal y menos en el otro. No es que tengamos nada ni contra unos ni los otros, pero ¿acaso no es cierto que sabemos lo que queremos?

Para finalizar agitar la mano con gracia, no como un saludo papal, ni de alta cuna no se trata de eso. Un suave movimiento justo cuando él nos mira, para atraerle. Y cuando se acerque y las flores brillen en su retina, tendréis la puerta abierta al campo que habéis elegido.  Eso sí, siempre lleno de flores.

¿Qué cómo se complementan de flores? Pues su mano en la tuya, no hay más secreto.

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Anillo de alianzas

Anillo de alianzas

Cubrir con un anillo un dedo desnudo, deslizar una alianza en el índice, corazón o meñique, depende un poco de la compañía. Puede que incluso en el mismo dedo que una sortija predispuesta. Y es que la mano necesita ser vestida para cuando llegue el momento, pueda pasear distraída ante la mirada relajada de nuestro acompañante. Y si a veces se detiene por un juego de luces y brillos proporcionado por el mismo sol, solo entonces dejar esa mano libre para que la del acompañante nos la sujete. Ya sea paseando, ya sea disfrutando del paisaje. Siempre allí afianzando ese momento.

Rosa, marfil engarzado en baño de plata, como un palacio en su jardín, como ese jardín bajo tus pasos. A veces no vale, (yo creo que nunca) elegir nuestros complementos al azar. Comprar por comprar, o lo que es peor llevar por llevar. Dejarse llevar por ese impulso y adquirir lo primero que veamos para luego ser una de las muchas primeras del  lugar. La originalidad, la exclusividad no entienden de prisas, entienden de tiempo, de paciencia y de gusto. Lo que para unos les parecen simple ramas, a otros se nos transforman en preciosos complementos para añadir a nuestro árbol.

Quizás el día que nuestra alianza se extinga, que todo parta y nada nos quede, ese anillo que siempre vuelve pueda ser canjeado por ese paseo, por esa ribera, por esos atardeceres. Por eso, por ese quizás o por los que quieras imaginar contempla una vez más lo que naturaleza te regala, lo que un artesano te obsequia. Y pinta con ello, tus cielos, tus días y por supuesto tus despertares.

Alianzas que nunca son efímeras, uniones para toda tu vida en sintonía con la naturaleza, la tuya por supuesto.

Anillo cuarzo rosa 20€

Anillo cuarzo marfil 20€

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Anillo y alianza

Anillo Icaro

El anillo de Ícaro

El anillo de Ícaro

Ícaro quiso ser diferente, en su anillo de gente, rodeado con los suyos desde pequeño en el patio de su palacio mientras los hijos de otros príncipes jugaban a ser grandes guerreros, Ícaro miraba hacia al cielo y jugaba a ser un ave. Despertar una mañana en su cama, ver como la suave seda de su dosel entraba en suave danza con el viento. Descorrer la seda y sentir esa brisa en su cabellos, una caricia tenue y cálida en su piel. Caminar descalzo hacia el balcón abierto y ver el enorme bosque a los pies de la torre. Un horizonte inmenso que termina en las más blancas montañas. Ver al poderoso sol que todo lo embriaga mientras sacude las últimas sombras de la noche. Abajo en el lago las aves emprenden el vuelo, mientras otras llegan. Entre las copas de los árboles dorados jilgueros juegan a ser príncipes, mientras las mariposas planean entre las flores del jardín. Importadas desde todos los confines del mundo, esas flores a las que nadie parece prestarlas atención, son la referencia del sol para seguir levantándose, para compartir su energía, para regalarlas con su luz.

Ícaro quiere ser un ave, quiere tener alas para planear en los valles, batir con fuerza cerca de la cascada, competir con el águila imperial a ver quién corona la montaña más pronto. Formar con las bandadas, dibujar su nombre en estelas de nubes, abrazar como un padre a ese sol todas las mañanas, siempre el viento por anillo.

Quizás a Ícaro le engañaron con hacer sus alas de cera, quizás le permitieron ir más allá de lo real y pagarlo caro. Pero Ícaro no quiso ser nunca como los demás, le daba igual la cera, la seda o la delicada madera. Su objetivo fue el sol y dicen la malas lenguas que no lo consiguió. Pero no podemos dar fe de ello, ya que nunca se encontraron sus restos, más bien todo lo contrario. Quiero pensar que lo consiguió, y que la cera no era tal, que de verdad le crecieron las alas, simplemente por un detalle. Desear y ser quién realmente quieres ser, llegar hasta donde el resto no llega. No porque no tengan alas, si no porque no quieren salir de su nido.

Hoy miles de años después el sol sigue brillando, compartiendo con el cielo y nosotros todo su poder, la sencillez y belleza de la luz y el calor. En este frío universo, solo queriendo ser Ícaro, ser tú mismo, conseguirás volar muy alto. No utilices la cera de los demás, utiliza tus propias alas…¿no las recuerdas?

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Anillo Icaro

Guantes piel roja

Llamando a las puertas del cielo

Dirección al cielo

Suena Dylan en la radio, su llamada a las puertas del cielo pero todavía queda una última parada en el coche para repostar. El colgante del retrovisor no para de moverse, si el supiera que ya no tiene dueño…hay apuestas que son perdedoras desde la casilla de partida. El coche va chirriando en las curvas, las ruedas desgastadas por el camino a ninguna parte cumplen a duras penas su misión. Pero no me importa, no quiero detenerme después de la próxima parada. Dicen que salir huyendo es de cobardes y pienso que es más cobarde quedarse en una vida que no te pertenece. Complacer a todo el mundo, excepto a nuestro reflejo en el espejo. Aparcar la conciencia y el amor propio en un bar de camioneros sin rostro no es solución a largo ni corto plazo. Yo lo hice demasiado tiempo y el motor de mi coche se estropeó. El polvo y la suciedad enquistaron las ganas de perseguir las estrellas. Por eso tuve que apropiarme del primer vehículo que pasaba. Asaltar a un cowboy despistado mientras compraba tabaco y salir con sus llaves mientras tiras la hipotética recortada (paraguas de hombre plegado) a una papelera.

Cuando uno huye, cuando uno escapa no puede hacer remilgos y esperar a el coche de sus sueños. Tampoco el príncipe azul a lomos de un caballo blanco, que por pedir no quede. Pero si pides mucho la vida se te escapa como un anillo entre los dedos de cera de la indiferencia. Todo llega al final  el día que coges al toro por los cuernos y si no hay toro, pues al pollo, a la gallina o una triste abeja que por allí pase. El caso es coger con fuerza esos cuernos que nos atemorizan y llevarlos con toda nuestra rabia al suelo. Del cabezazo y del shock contra el suelo nos aprovecharemos para salir corriendo con lo puesto, con unos guantes, con un anillo, con un llavero sin llaves… Y asaltar lo primero que veamos, sea cowboy, sea viceministro o una experta en terapias naturales. Al fin y al cabo necesitamos cualquier trampolín que veamos para seguir avanzando, para salir del foso de los leones… Y cuando una vez sales y te alejas, ves que aquellos leones no tenían dientes, que estaban mellados por el sol y la mala sangre. Todo se ve de otra forma cuando escapamos.

Guantes piel roja para llamar a las puertas del cielo

En mi caso con mis guantes de piel roja y mi anillo malva, he llegado a las puertas del cielo, como decía el bueno de Dylan. Llamo, llamo con fuerza a la aldaba de mi destino. No se escucha (ya lo comprobaréis) un ¡Adelante le estábamos esperando! Nadie te estará esperando para darte la bienvenida. Una es lo que es, no necesitas más. Seguridad en una misma y tener la certeza que nunca, recalco NUNCA te vas a fallar. Con ese convencimiento, nunca fruto de un instante, sino de toda una vida te lanzas como he dicho con lo puesto.

Puede que te encuentres vaqueros solitarios, o llaneros enmascarados o un personaje vestido del zorro con una espada para protegerte. Si es así pregunta al solitario si te quiere acompañar, o al enmascarado que contigo no hace falta máscaras, y que al que se disfraza de el zorro y porta una espada, dile entre sonrisas, que tú ya no te disfrazas y que tu espada es tu personalidad y estilo.

Llamando a las puertas del cielo, escribiendo tu destino, luciéndote con la moda y el gusto, siempre siendo tú…deja de una vez, que sea el propio cielo quién llame a tus puertas.

Guantes en piel, varios colores solicita tu color y talla

Anillo circonitas y bronce

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Anillo Circonitas y Bronce vistos desde el cielo